ELECCIONES


Una bola de polvo, hojas secas y suciedad dando vueltas en mi cabeza. Eso es lo que siento últimamente. Una confusión a todos los niveles que me está haciendo sentir más vulnerable. Un estado que siento previo al fin de una etapa, al cierre de un ciclo. No saber por dónde tirar, qué hacer, qué responder, qué es lo que quiero. Un sentimiento de ir vagando por la vida sin rumbo. Después de pasar un periodo de crecimiento personal, he llegado a una parada en seco. En realidad, lo siento como un retroceso, aunque espero que sea simplemente un paso en el camino. Miles de preguntas y todas sin respuesta. La necesidad de abandonarlo todo, parar y estar sólo conmigo, para poder escucharme detrás de todo ese ruido. 

Siento ganas de que termine, que se pase, que llegue el cambio. Y entonces me hago consciente de que sólo está en mis manos el que esto pase. Que soy yo la que tiene que encontrar las respuestas, que no tengo que tener prisa por encontrarlas y que tengo que confiar. Que sigo siendo la misma. Fuerte, con el poder de cambiar las cosas, aunque haya momentos en los que cuesta más. 

Porque el tiempo sigue avanzando. Implacable. Sin tregua. Sin permitir una mínima negociación. Sin la más miserable vuelta atrás para realizar un minúsculo cambio. Estas en el ahora. El pasado es sólo para observarlo y aprender. Y aplicar el aprendizaje en el ahora. Esperar a que la tormenta pase, hace perder el tiempo desde la misma hasta que empiece a clarear, y puede que no llegue a salir el Sol. Esperar no es una opción. Trabajar en encontrar lo que la solución, aunque sea a un ritmo lento, es la única opción. 

Duro, porque no tengo ni idea de por donde avanzar. Pero la actitud que adoptamos ante cualquier situación, problema o circunstancia la elegimos nosotros. Me hundo en mis miserias o trato de avanzar. Intuyo que aunque cueste la segunda opción es la buena. Voy a empezar por ponerme música que me haga saltar. Porque se salta de alegría ¿o no? ¡¡¡Vamos a hackear el sistema!!!